Dice Ussía que de haberse llamado «la cosita»(por la obra de teatro de la polémica) «Me cago en Alá» jamás se habría representado. Claro, me cago en Alá en lugar de me cago en Dios, porque su Dios es inequivocamente y evidentemente el DIOS. «Lo siento, sobre todo, por su familia, a la que conozco y quiero desde mis años juveniles»(es cuñado de Espe), afirma el hidalgo de la pedorreta fácil. No lo dudo, dada su alta alcurnia de capa española, no me extraña en absoluto saber que las familias forradas de este país se conozcan, es más,me extrañaría que no se conocieran, es práctica común entre ellas coincidir en cacerías, puestas de largo y cokteles de empresa (en alguna época reciente de este país también en cacerías de rojos, que no digo sea el caso). Repecto de los traumas juveniles del autor, Ramirez de Haro, que ha declarado haber tenido un mal paso por el colegio de curas, el nieto de Muñoz Seca ha afirmado que «somos millones los que nos hemos educado en colegios religiosos sin padecer los desajustes anímicos que tanto han perjudicado a Ramírez de Haro. La madurez consiste en eso. En eliminar voluntariamente lo negativo y reconocer y asimilar lo positivo.» Claro eso debe ser la madurez como no se me había ocurrido, que estoicismo castellano el suyo y que meapelismo progre el nuestro. Y concluye Ussía «por mi parte, perdonado está. Tampoco hay que concederle tanta importancia. Pobre hombre», porque hay que dar ejemplo de buen cristiano misericordioso. Ussía: me repugnas(se que esto es un grito al viento y doy por hecho que no me leerás pero yo me quedo más agustito).