He estado esta tarde-noche viendo “historia de una escalera” en el María Guerrero. Me ha encantado. El reparto está muy bien, equilibrado, la puesta en escena soberbia, con cada detalle muy trabajado, y la obra…la obra es sencillamente genial. Es un texto aparentemente localista, madrileñísimo como Olga Ramos, pero totalmente universal: los hechos que se retratan podrían suceder en cualquier rellano del mundo. Uno asiste desde el patio de butacas al drama de clase sin expectativas, a las frustraciones machacadas por el tiempo y al pesimismo cíclico de nuestro destino.
Pese a semejante dramón parece que uno no tendría más remedio que salir a la calle con las comisuras de los labios flácidos y la mirada adherida al asfalto, sin embargo esta noche quiero transmitir una sensación de optimismo, de alegría por haber visto una magnífica representación, porque hace una magnífica noche ( mejor por la compañía) y porque no nos queda más remedio ante lo jodido de nuestro destino que aprender a cultivar el humor y disfrutar de las cosas sencillas. Ni la visión de la bandera de Colón me ha podido joder hoy la noche: venceremos.
Gracias por tu comentario: «madrileñismo
como Olga Ramos».
Olga bebía los vientos por Madrid y lo amó sin medida y sin pedir nada a cambio que es la forma más generosa de amar. E hizo bien porque así se evitó el sufrimiento de comprobar lo olvidadiza que es esta Villa. ¿O serán sus regidores los de la flaca memoria?
Repito, gracias. Olga María Ramos