Hace poco un artículo me llamó la atención sobre un aspecto de la polémica “La pelota vasca”, la marginación de la mujer en dicha cinta. Yo no me percaté de este “detalle” cuando vi la película, se ve que imbuido de la normalización del machismo aún omnipresente, y sin embargo es evidente. Como curiosidad advertir que los únicos testimonios femeninos destacados pertenecen a tres mujeres: una en calidad de madre (de preso), otra en calidad de viuda (de asesinado por ETA) y la tercera en calidad de maltratada y hasta vejada sexualmente en una comisaría. El resto de personas-personajes son en su mayoría representantes de profesiones con repercusión pública (políticos, profesores, literatos, periodistas…).Aunque el avance de la situación de la mujer ha avanzado miriadas de pasos en el último siglo estamos ante el problema de siempre, la mayor discriminación histórica, como plantea entre muchas Natalie Davis, la separación de esferas: la del ámbito privado para la mujer y la del ámbito público para el hombre.
Yo personalmente no creo (aunque está claro que se trata sólo de una convicción particular que difícilmente puedo argumentar) que existan diferencias sustanciales de actitud entre hombres y mujeres en cuanto a problemas comunes, lo que si creo es que la mujer en muchos casos tiene que actuar con una discriminación de más. Una indígena guatemalteca debe sumar a la discriminación de etnia y a la de clase la discriminación de género, que sufrirá incluso por parte de su “compañeros” de sus otras discriminaciones. Quizá esta diferencia de circunstancia vital, el tener que atender a más frentes y sobrevolar más problemas para ello si tiene puede ser en mi opinión el origen de diferentes actitudes u opiniones. De hecho en Guatemala surgió hace ya años un potente movimiento de mujeres indígenas con unas circunstancias muy particulares que tienen que ver con su tradicional discriminación y aparcamiento a la esfera privada: se sustenta en los tradicionales cauces de la comunidad de relación entre mujeres y pone especial énfasis en la transmisión de educación a los hijos en nuevos valores. Otro ejemplo claro: como las feministas de partidos de izquierda en los sesenta y setenta tuvieron que agruparse independientemente al ver como se las ninguneaba en los comités de sus propios partidos y asambleas, ellas querían afrontar la discriminación de clase y se toparon con que tenían añadido un terrible problema de género, esta circunstancio motivó el nacimiento de numerosos grupos feministas al margen de los partidos tradicionales. En definitiva en mi opinión se pueden dar diferentes características en diferentes grupos de personas en cuanto que tienen experiencias vitales diversas pero yo (repito que es más un convencimiento que otra cosa) no lo extrapolaría al hecho de ser hombres o mujeres, ya que la experiencia de un grupo de mujeres de un sitio muy concreto y en un momento determinado no será la de otro grupo con características diferentes(las mujeres universitarias iraníes, que las hay, pongamos por caso) y es tan “diferente” en cualquier caso a la experiencia de otro grupo, de hombres, mujeres o simplemente personas. Espero no haber sido ni muy embarullado ni muy determinista.