La izquierda.

Nos hablan del ocaso de las ideologías aquellos que cambiaron las cacerías por el paddle, los gestores de la practicidad, porque lo práctico hoy es lo que algún día llamamos «capitalismo salvaje». Un paisaje único pensado unicamente.

Sabemos que estamos a la izquierda de algo pero poco más. Hay muchas izquierdas, se trata más bien de una cuestión emotiva. Crecimos escuchando unos grupos, admirando la grandeza de ideales evidentes que luego nos trataron de complicar, nos emocionamos con historias en las que el de abajo era de alguna manera el héroe, y descubrimos al fin que en la vida real los de abajo tienen la mirada seca. Está la izquierda que huele a mojito en caseta de fiestas de barrio; la izquierda sofisticada que nos mira por encima del hombro; la izquierda curtida en polígonos industriales con su lenguaje de rancio abolengo marxista; la izquierda que vota verde; la izquierda que no vota…

Hoy más que nunca es necesario ser radical y solidarizarse con la rabia de los otros, revolverse para liberarse de la maya de cadenas, compartir exabuptos de bar contra los poderosos, apretar fuerte los dientes y las entrañas contra las injusticias. Hablamos de solidaridad, libertad, igualdad, justicia…Vaya, quizá no sea sólo una categoría emotiva.