Uno, dos, muchos Vietnam también hoy

“Crear uno, dos, muchos Vietnam es la consigna”. Era el Che refiriéndose a la estrategia para dinamitar la hegemonía estadounidense y nunca ha dejado de ser la consigna para intentar hacer doblar la cerviz a cualquier gigante. Hoy lo pensaba mientras estaba en la merienda popular devenida en batalla acuática que ha organizado la Asamblea Popular de Chamberí para reunir fuerzas contra la privatización del Canal de Isabel II.

El ambiente era festivo, en la puerta de las instalaciones del Canal en Santa Engracia, frente a los bomberos, que saludaban desde el otro lado de la calle. Aplauso mutuos. En cierto momento de la noche murmullos, aplausos y miradas a un lado. Una marabunta de ciclistas y patinadores bajaba la calle -”claro, último jueves de mes, toca Bicicrítica”, peladeadores y andantes mezclados en la calle. Más aplausos.

¿Alguien dijo desgaste? Puede ser que hoy no fuéramos millares en Canal ¿doscientos quizá? Pero estábamos cruzando líneas en el mapa de Vietnams.

Una policía coherente con nuestra historia

Leo un magnífico artículo de opinión del profesor de Ciencias Políticas Pablo Iglesias Turrión, al que no conocía, sobre la violencia policial. Mi primo el de Bilbao habla de lo que todos los que hayamos militado cuatro días en un movimiento social o estudiantil sabemos: que las hostias siempre se las llevan los mismos.

…cuando era más joven en algunas manifestaciones de Madrid se coreaba frente a la policía aquello de “Mi primo el de Bilbao os tiene acojonaos”. Entonces la cosa iba en serio y el enfrentamiento entre manifestantes y antidisturbios formaba parte de un ritual. Las intervenciones policiales, por desporporcionadas que fueran, no escandalizaban a casi nadie.

Podría leerse que el autor hablaba de los tiempos pretéritos de la Transición, cuando está bien asumido por la sabiduría popular que los golpes volaban…pero ¡recuerdo tanto ese cántico!. Iglesias Turrión nació en 1978 (es un año más joven que yo), con lo que es fácil inferir que esas manifestaciones en las que se sabía de antemano habría violencia policial (y por parte de algunos sectores enfrentamiento asumido, que eso también) no son las de los primeros ochentas, ni tan siquiera las míticas movilizaciones estudiantiles que hacia el 87 encumbraron al Cojo Mantecas a la categoría de extraño soldado del pueblo.

¿Entonces? ¿Parece hablarnos el profesor de que la violencia policial nunca ha desaparecido del estamento policial? Aquí hay algunos ejemplos.

El joven policía que en 1978 tenía 20 añitos y convivía con pistoleros de la extrema derecha (cuando no lo era él mismo) tiene ahora poco más de cincuenta años, y es posible que el bravucón veterano haya servido de ejemplo y mentor ya a unas cuantas promociones de nuevos policías. Todo se pega menos la hermosura, suele repetir mi madre.

La Transición, que por serlo y por timonearla quien la timoneó, dejó tantos cambios a medio hacer, dejó uno sin siquiera empezar: el de los Cuerpos de Seguridad del Estado. No hay semilla franquista pues en nuestros cuerpos de policía sino tallos bien sólidos, que han ayudado además a mantener una cultura policial totalitaria que se ha trasladado también a los cuerpos de más reciente creación (policías locales y autonómicas).

No creo que tengamos la policía que nos merecemos -de ninguna manera- pero sí que tenemos la única policía que podemos tener, coherente con nuestra historia.

Mi exocerebro está desnudo ¡viva mi exocerebro!

Esta bitácora se siente desnuda sin los contenidos acumulados durante más de ocho años en la red. De momento descansan, por avatares migratorios, en una memoria flash a la espera de tener tiempo y pericia para devolverle los recuerdos a este exocerebro de mi yo cyborg (que es mi yo completo, vaya).

 

Los últimos meses -esos en los que hemos reconquistado la calle y nos hemos dado cuenta de cuántas ganas nos teníamos- los he vivido por primera vez en mucho tiempo sin un blog donde contarme (aunque hay quien me ha visto transitando otras plazas), he querido, conscientemente, escribir off line algunos pensamientos alborotados sobre el 15M que espero ofrecer en los próximos meses en el formato que sea pero para leer de corrido. Tendréis noticias.

 

Pero es hora de volver a los blogs, era inevitable, para movernos nos basta con twitter, pero para movernos con sentido necesitamos blogs. Al menos yo.