Corría el año 1.982 y Fernando Savater no era el intelectual orgánico, profesional de la amenaza que conocemos a día de hoy. Hemos leído gracias a un compañero en una lista de correo unos artículos del «sabio de la barba». Igual ha virado un poco en sus planteamientos. Os dejamos unas muestras, para leer los artículos completos(pertenecientes a Fernando Savater & Luis Antonio de Villena
Heterodoxias y contracultura. Editorial Montesinos. Barcelona 1982,
) pincha aquí.
Escribía en unas líneas de dicho libro a las que tituló «Terrorismo»:
«Frente al terror y la violencia estatales surgen grupos de
particulares que ejercen la violencia de forma para-estatal o
anti-estatal. Considerado el asunto globalmente, representan una
cantidad infinitamente menor de terror y violencia que la representada
por el Estado, pero como éste pretende tener el monopolio de la
violencia, según dijo Max Weber, hay una lucha abierta entre los
representantes de la violencia oficial y éstos amateurs.»» En el mundo violento de la política y la explotación, la condena sin matices de la
violencia «venga de donde viniere» no puede ser sino pura hipocresía y
complicidad con lo establecido: obviamente no es lo mismo un
guerrillero en Guatemala o El Salvador que un ultraderechista
brasileño o un miembro de las Brigadas Rojas italianas. Ninguna
sensibilidad moral auténtica puede igualar todas estas formas de
lucha; cabe, sin embargo, sospechar que, puesto que el Estado se apoya
esencialmente sobre terror y violencia, cualquier forma de terror y
violencia termine por reforzarle, incluso muy en contra de lo que
desean quienes eventualmente la ejerzan»
Y en otro de la misma obra llamado «Nacionalismos contra el Estado:
«…Lo cierto es que los
argumentos puramente nacionalistas suelen propiciar el fanatismo y la
sinrazón misticoide, amén de servir con frecuencia a exaltaciones
militaristas de uno u otro signo.Ahora bien, en la Europa reciente han surgido brotes de un
nacionalismo heterodoxo que no carece de interés peculiar. Se trata de
grupos nacionales que resisten frente a la centralización estatal y
tratan de emanciparse de ella esgrimiendo peculiaridades culturales o
lingüísticas, pero también enlazando con planteamientos ecologistas o
con fórmulas revolucionarias en lo social: vascos, bretones,
irlandeses, corsos, palestinos, etc… a veces con medios sumamente
violentos se enfrentan con sus respectivas capitales y por esta vía,
en cierto modo, con el fundamento mismo abstracto y uniformizador del
Estado moderno. Son minorías que se oponen quizás al sentido de la
marcha de la historia moderna, pero que conservan también con su
resistencia la decisión de recuperarlo o reiventarlo?»