Ha muerto Elia Kazanjoglous, vulgo Kazan el dramaturgo, escritor, director de cine, vendedor de alfombras y delator de sus amigos del Partido Comunista durante el periodo McCarthista. Descubrió a la bestia apellidada Brandon, al silbido rubio que respondía por Jeans Dean, mató a disgustos con sus declaraciones ante la maldita comisión a Jonh Garfield, el portentoso actor de “El cartero siempre llama dos veces”…
America, America, Viva Zapata. Al este del Edén, Un tranvía llamado deseo, La ley del silencio (apología de la delación y obra maestra), Esplendor en la hierba…A un hombre no se le puede exigir ser un héroe, pero tampoco se puede justificar la villanía. Una persona que es o al menos ha sido un villano puede ser un genio, eso está claro leyendo su currículo, como está claro viendo las imágenes esculpidas por Riefenstahl, o leyendo los versos de Quevedo. En mi opinión se puede separar a la persona de la obra, y disfrutar de cuando la belleza (entendida como quiera entenderse) se materializa ahí delante, aunque su autor se vuelva humano al bajarse del escenario, como cantaba Enrique Urquijo.